"ZAMBRA: Fuente de Divina y Humana Gracia”
PREGON DE FIESTAS DE NTRA. SRA. DE GRACIA
2 DE OCTUBRE DE 1987.
José Puerto Cuenca
Señoras y señores, grandes y chicos, vecinos y forasteros, que habéis acudido a este invento que se repite milagrosamente todos los años por estas fechas gracias a la voluntad de unos pocos y a la generosidad de muchos, a ustedes que han acudido hoy aquí con ánimo de Diversión, de disfrutar de la última fiesta de los alrededores, de encontrar a los amigos de siempre, y en definitiva de hacer la fiesta en alegría y amistad, quiero, para empezar a hablar de este pueblo que hoy se viste de gala y de hermosura, llamar su atención en primer lugar sobre el mismo nombre de ZAMBRA, y sobre una Equivocación en la que a menudo se ha caído respecto a él, cual es que siempre se le ha querido ver a esta palabra un origen árabe, y así, se ha creído que ese nombre procedía de la Evolución del arabismo "Zamra", que designaba las fiestas que celebraban los moriscos del reino de Granada con acompañamiento de bulla, baile, algarabía, ruido y jaleo (esas palabras son al menos las que se pueden encontrar en cualquier diccionario a poco que busquemos). Por la misma razón se ha pensado siempre que la historia de ZAMBRA se reduce al tópico moro: que nació mora, que su torre es mora...
Y no es así, pues si bien esa época de esplendor del reino nazarí fue muy importante para Zambra, su origen se remonta a mucho antes, y por tanto su nombre también.
Aunque los latinajos nunca se me dieron bien, lo que sí es cierto es que el primer nombre que tuvo ZAMBRA se lo pusieron los legionarios romanos que acamparon y se asentaron aquí hace ahora unos 2.200 años (22 siglos para quien quiera sacarle punta), fundando un "Oppida" (una ciudad fortificada) a la que por la abundancia de agua y frescura de aquel lugar llamaron "CISIMBRUM" (Cis ‑ Imbrum), que quiere decir en latín algo así como "del lado de la tormenta". Esta ciudad fortificada de Cisimbrum, que, aunque con las limitaciones de aquel tiempo, se puede considerar como un municipio, es citada ya por Plinio, un famoso historiador y viajero romano, como una de las más importantes de la provincial “Bética", que comprendía toda la tierra andaluza entre el río Guadalquivir (que los romanos llamaron "Betis", y no confundirlo con el futbol) y el "Mare Nostrum" o Mar Mediterráneo.
Parece ser que la población de Cisimbrum absorvió también a la de un poblado íbero, anterior por tanto a los romanos, que estaba por sobre lo que hoy se conoce como "Granadilla" y que se llamaba VILLAVIEJA, cuyas murallas fueron destruidas.
Esto sucedía como digo hace unos 22 siglos, mucho antes de que existieran por ejemplo Rute, Los Llanos de D. Juan, Gaena, antes de que Lucena fuera un núcleo importante y cuando la única población por estos alrededores que se podía comparar en importancia con ZAMBRA era Cabra (la antigua "Egabro").
A partir de entonces y en los siglos siguientes, con los romanos dominando prácticamente toda la península ibérica, en estas tierras del sur deja de vivirse de la caza y el pastoreo y empiezan a aparecer las primeras villas de labor (los primeros cortijos de entonces, y los primeros cortijeros), surgiendo con ello una verdadera revolución agraria, pues el imperio consumía todo el trigo, el aceite y el vino que manaba en estas tierras fértiles por su situación privilegiada entre la campiña cordobesa y las primeras estribaciones de la cordillera Penibética.
Así que los tres productos, aceite, trigo y vino, eran llevados incluso hasta Roma por las grandes compañías exportadoras, pasando antes por los almacenes de Ecija o de Córdoba, desde donde se redistribuía la mercancía.
Como decimos, aquella fue época de esplendor para Zambra, que estaba mucho más concentrada hacia la torre para defenderse mejor, la cual torre, como ya he dicho, aunque los moros la usaron como torre de señales y vigilancia, cumplía ya tal misión en los primeros tiempos del imperio romano, pues se han encontrado restos de las dos épocas.
Pero pocos siglos duró aquella racha por lo que parece. A los romanos poco a poco se les fue cayendo la capa y su imperio se derrumbó (casi casi como el de"Rumasa») y no tenemos noticia histórica de ZAMBRA hasta los siglo XIII y XIV en que, con la Dominación musulmana en su apogeo, aquí había un importante centro nazarÍ que formaba parte de la "cora de Elvira" que con centro en la misma granada ocupaba gran parte de la actual provincia granadina.
Zambra estuvo mucho tiempo en la frontera entre el reino castellano de Toledo y el reino nazarita de Granada recibiendo golpes de un lado y de otro pues esa frontera cambiaba de rato a rato; vamos que se acostaba mora y amanecía castellana.
Como fecha significativa en esa larga guerra que duró 8 siglos aparece la de 1240, en que El rey Fernando III el Santo conquista Zambra junto con Lucena, Priego, Benamejí y Rute, y 11 años después, el mismo Fernando III, en agradecimiento a la Iglesia de Córdoba, que lo había ayudado en la conquista, sobre todo las órdenes militares (los curas de entonces eran muy guerreros), reparte así estas tierras:
· Iglesia de Córdoba: Lucena, Castillo de la Tiñosa Y Bella (una población que dejó de existir).
· Orden de Santiago: Benamejí y Biervén (también desaparecida).
· Concejo de Córdoba Rute.
· Orden de Calatrava: Priego y Zambra.
Con esto, la corona de Castilla se aseguraba la defensa de la Campiña y la ciudad de Córdoba, y la frontera de Granada se desplazaba más al sur, pasado Iznájar, casi en el mismo sitio que el limite actual de provincia.
Pero, según parece, no hubo demasiada sangre en la toma de Zambra por Fernando III, sino que los moros de aquí se rindieron por pleitesía, con lo que pudieron conservar sus casas y sus haciendas, aunque bajo autoridades cristianas, pero con fuero propio otorgado por el rey expresamente, y parece que en ese fuero les libró de pagar algunos impuestos como la "facendera", algo así como el I.R.P.F. de hoy.
De la importancia de Zambra en aquél tiempo nos puede dar una idea un texto que leo a continuación recogido por D. Manuel Nieto Cumplido en su "Corpus Medievale Cordubensis" y citado por el historiador lucentino D. Francisco López Salamanca en un artículo sobre historia de Lucena, del que hemos sacado muchos de estos datos. Ese texto es de fecha 30 de Abril de 1258 y resolvió, por orden de Alfonso X el sabio, un pleito surgido con Lucena sobre sobre la delimitación de los dos términos municipales. Dice así:
“1258, abril, 30.
Don Ordón Pérez, alcayat de Santaella, don Yague, jurado del rey de Ubeda, Aben Porcoz, alcayat de Ecija, y Ababdile Alhageri, moro de Ecija, cumpliendo una orden de Alfonso X de que tomasen moros, tanto de las villas del monarca castellano como del reino dé Granada, para delimitar el término entre Lucena y Zambra, designaron a don Pedro de Lucena, alcayat de Aguilar "que ouo nonbre poley". don Por Yváñez mayordomo de don Gonzalo Yváñez de Oviñal, Alí el gordo, alcayat de Rute, y Aben Caria, alcayat de Santaella, mientras que por la parte del maestro de Calatrava asistieron don Pedro Roiz, comendador de Martos, y don Pedro López, comendador de Alcaudete, y por parte del obispo y cabildo de Córdoba don Gutier González, tesorero de Santa María de Cordoba, y don Pedro Pérez, canónigo. Concordadas las partes, se pusieron los mojones en los lugares siguientes: en Camarena, el barranco que sale de Camarena, la Cabeza del Aguila, Cabeza de Alcañiz, carrera que va de Lucena a Bella, los Alamos, el Prado, Tres higueras, la Acequia, la Encina, la Acequia, Vado de la Peña, el Arroyo, la Jara, Peñas del Collado, la Encina, el Arroyo, la fuente llamada del Pozo del Alfaquín hasta hasta llegar al término de Cabra y Lucena. "
No nos extrañe que surgiera ese pleito y que se juntaran personajes tan importantes en aquél tiempo, pues tanto en un término como en otro, la tierra, según la documentación inmediata a la conquista y repartición que después hizo Fernando III, era rica en viñas, álamos, prados, higueras, acequias, jaras y encinas, y en caza tanto menor como mayor (jabalíes y osos había en el olivar que ocupaba el cortijo Villegas, Anjarón. Barrancón, del Pleito y otros.)
¡No habrían disfrutao ná los cazaores!
Pero todo aquello pasó, no sin antes pasar ZAMBRA a manos moras otra vez en 1326 (setenta y tantos años después) tras la batalla de Elvira, y posteriormente otra vez a manos castellanas en 1341, y finalmente con la batalla de Lucena en 1483 se asestó el golpe definitivo a la dominación nazarita de la comarca que quedó para siempre en manos castellanas.
Se creo entonces el señorío de Zambra y Rute, que pasa a ser propiedad de Don Diego Fernández de Córdoba, nieto del Gran Capitán, en 1565, por nombramiento de Felipe II, que a la vez era conde....
(Aquí se me perdió un folio y falta un trozo del pregón.)
Así que la historia más reciente de Zambra, aunque no está falta de acontecimientos sí que está por descubrir y rescatar si es que se puede aún. Sólo hay algunas anécdotas como la que nos cuenta el romance de Frasquito el de las Celadas y su jaca torda y brava que hace referencia a la antigua costumbre de los mozos de Zambra de hacerles pagar el piso y beber 14 petacas de agua a los mozos forasteros que venían a hacerles la competencia en asunto de amores y que costó más de una refriega y más de un disgusto.
Pero Zambra y su gente han cambiado mucho desde entonces para mejor, y como muy bien dice Rafael Pacheco en la revista de este año:
“A nadie se le pone tacha
que este es un pueblo sincero
y si alguno pretende a una muchacha
puede venir sin miedo
que ya nadie le da agua”
ZAMBRA ha conservado lo bueno y se ha hecho cada vez más abierta y atractiva, y un ejemplo de ello son sus fiestas, que con breves e intolerantes interrupciones y censuras, y aún a pesar de ellas,se celebran desde tiempo inmemorial incluso para los más mayores, porque lo quiso la voluntad de los zambreños y la gracia bendita de la Virgen de Gracia; y contra eso no ha podido ni podrá nunca la intransigencia destructiva que nadie sabe de donde viene porque desde luego del cielo no.
El recuerdo de aquellas primeras fiestas, aunque dormido, está aún vivo en el corazón curtido y cansado de nuestros viejos. Eran las mismas fiestas pero era otro tiempo: Habla rifas de tortas, bizcochos, peras en dulce o garbanzos tostaos, la gente tomaba gaseosa y papas fritas, y los chiquillos y menos chiquillos subían en la noria gigante, en las delicias, los columpios, las voladoras, ... y después el baile de las mudanzas y el chacarrá con sus lazos y sus palillos, ya casi per didos por desgracia... y las veladas dé poetas, esos foros de la elocuencia popular donde entre bromas y veras brotaba y brota la gracia y la chispa hecha coplas...
Y el encierro de la vaquilla en esa maestranza improvisada donde tantos mozos toreros tomaron la alternativa.
Los poetas de la tierra le cantaron también a nuestra fiesta taurina, como Francisco Piedra "El Serrano" en estas coplas que dicen:
Esta aldea por tradición
radiante de alegría,
celebra en su hermoso día
sus fiestas con emoción.
Los que más alegres son
con lo que más risotean
chiflan mucho y palmotean
es con la brava vaquilla,
que los mozos en pandilla
la corren y capotean.
Toreros improvisados
que delante de la res
más blancos que la pared
tiemblan igual que azogados
Muchos se caen asustados
sin tocarle los pitones
y otros llevan revolcones
que de ellos bien se entera
la dichosa lavandera
que les lava los “carzones”.
Y quien sabe si la vaquilla de Zambra no le inspiró a Rafael Alberti cuando estuvo por estas tierras su sonora poesía dedicada al NIÑO DE LA PALMA:
El Niño De La Palma:
(CHUFLILLAS)
¡Qué revuelo!
Aire, que al toro torillo
le pica el pájaro pillo
que no pone el pie en el suelo.
¡Qué revuelo!
Ángeles con cascabeles
arman la marimorena,
plumas nevando en la arena
rubí de los redondeles.
La Virgen de los caireles
baja una palma del cielo.
¡Qué revuelo!
‑Vengas o no en busca mía,
torillo mala persona,
dos cirios y una corona
tendrás en la enfermería.
¡Qué alegría!
Cógeme, torillo fiero!
¡Qué salero!
De la gloria, a tus pitones,
bajé, gorrión de oro
a jugar contigo al toro,
no a pedirte explicaciones.
¡A ver si te las compones
y vuelves vivo al chiquero!
¡ Qué salero!
¡Cógeme, torillo fiero!
Alas en las. zapatillas,
céfiros en las hombreras,
canario. de las barreras,
vuelas con las banderillas.
Campanillas
te nacen en las chorreras.
¡Qué salero!
¡Cógeme, torillo fiero!
Te dije y te lo repito,
para no comprometerte,
que tenga cuernos la muerte
a mí se me importa un pito.
Da, toro, torillo, un grito
y ¡a la gloria en angarillas!
¡ Qué salero!
¡ Que te arrastren las mulillas!
¡Cógeme, torillo fiero!
Y es que en las fiestas de ZAMBRA se pone alegre hasta la Virgen, pues cuando sale por sus calles a hombros de sus mozos santeros y recibe los Vivas y el fervor del pueblo entero se hace verdad aquella copla de campanilleros que hace poco hemos escuchado en el besamanto:
“ Es María la nave de Gracia,
San José la vela y el niño el timón,
y el Espíritu Santo es el piloto
que guía y gobierna esta embarcación.
¡ Que linda ocasión
de embarcarse en esta hermosa nave!
tenemos segura nuestra salvación.”
Y para cerrar las fiestas, que nadie esté triste, que la Virgen no quiere que nadie esté triste, y por eso se arranca a bailar por pasodobles a la entrada a su templo con el corazón de ZAMBRA entera como pareja de baile y con la piel de gallina en sus hijos, que en sus ojos delatan en ese momento el sentir toda la trascendencia y la carga emotiva del himno que, con letra de D. Francisco López Salamanca y música de D. Fernando Chicano, se estrenó hace ahora cinco años:
HIMNO A LA VIRGEN DE GRACIA
Salve Reina y Señora,
Dulce Virgen de Gracia,
Madre que a nuestra tierra
por siempre guardas.
La luz de tus ojos,
Paloma blanca,
diriges a tus hijos
cuando te llaman.
Porque eres, Madre,
Inmaculada
más que nadie Bendita,
Virgen de Gracia.
Salve Reina y Señora...
La flor de tu nombre,
tan delicada,
perfuma nuestras vidas
y nuestras almas.
Porque eres Madre,
Reina de Zambra,
más que nadie piadosa
Virgen de Gracia.
Salve Reina y Señora
El amor de ese Hijo
de tus entrañas
haz que venga a nosotros
y a nuestras casas.
Porque eres Madre
nuestra esperanza
más que nadie sencilla
Virgen de Gracia.
Salve Reina y Señora...
lo siento como lo digo
sin ningún mal pensamiento,
digo en definitivo,
a estos tres monumentos:
Sin ningún medicamento,
sin mecha y sin explosivo
recibiendo vuestro aliento
se muere aquél que está vivo
y resucita el que está muerto.
Pensad las tres que estáis aquí hoy porque Zambra entera, prendada de vuestras gracias y las suyas, os ha declarado su amor una por una con aquella copla con la que nuestros abuelos requebraban a nuestras abuelas:
“ Eres chiquita y bonita
eres como yo te quiero
eres una campanita
en las manos de un platero
que el sentío me lo quita"
Pero bueno, para que no perdamos el sentido, que bien está divertirse pero a esos extremos no hay que llegar, y para ir acabando con este pregón, o este tostón que buena lo mismo, quiero hacer hincapié en que, puesto que tenemos una tierra hermosa, vieja y sabia y una gente que se lo merece todo, no debemos olvidar que esa tierra y esa gente hay que defenderla a capa y espada, y tenemos que ser nosotros mismos los que luchemos por una ZAMBRA cada vez mejor y con menos problemas por resolver y menos necesidades que cubrir, porque esos problemas y necesidades, grandes y pequeñas que de las dos hay, no va a venir a resolverlos ningún enviado especial del cielo. Debemos luchar cada uno en nuestro terreno y sentirnos protagonistas de nuestra propia historia: pasada, presente y futura, porque a Zambra le queda que bailar mucho todavía y porque en esa lucha nos va la vida misma, la de todos los días.
Así, que por favor os pido a los zambreños, a todos los zambreños, que sintáis aquí y donde vayáis el orgullo de ser de Zambra, que no os avergoncéis ni sintáis complejo de inferioridad por ser de una aldea y no de un pueblo o de una capital, que tenemos muchas razones para estar orgullosos y presumir de Zambra y para transmitir ese sentimiento a nuestros hijos, y para manifestarlo abierta y decididamente en cualquier otro sitio si por gusto o por necesidad estáis fuera y sois de alguna manera embajadores de muestro pueblo. Yo os diría tantas cosas pero tengo que acabar, y lo voy a hacer con unos versos que, a pesar de que se me confirmó lo del pregón hace justamente una semana, he logrado encarrilar y que le dedico a Zambra entera, a todos los que están y a todos los que no están, a los forasteros que nos visitan en estas fiestas y en especial a la Junta de Festejos.
¡VIVA ZAMBRA VIVA!
Tiene mi pueblo, señores,
nombre de juerga gitana,
nombre sonoro y alegre,
nombre de historia y de casta;
nombre de perfume fuerte
mezcla de candela y agua.
Nombre que arrastra al sonar
cual remolino de espuma
la piedra y sangre imperial
romana ibera y moruna,
"flor" de Toledo y "Graná",
baile, regocijo y bulla.
A mi pueblo y su cielo azul,
por ser lluvioso y con agua,
César llamó "Cisimbrum,"
"Sesimbra" sonó en la Alhambra
y de que mi madre dio a luz
lo he conocido por Zambra.
Tiene en la plaza una fuente
que mana gracia en dos caños,
y una torre alta e imponente
que lleva más de mil años
entre oriente y occidente
defendiéndonos del daño.
Es mi pueblo, sin dudar,
más grande que "tó'' Sevilla
y no te exagero "ná",
pues sin ser ciudad ni villa
su gente dispersa está
desde el Polo a las Antillas.
Tiene un barrio principal,
barrio del “Barrio” lo miento,
contiene en sí al Portugal,
el Cerrillo y el "Prao" dentro,
chiquito un San Sebastián
y por colmo el Nacimiento.
Pero no crean que así
sola termina broma,
que de México a Madrid
y de Holanda a Barcelona
donde quieran pueden ir
y encontrar buenas personas.
Gente valiente y sencilla
que dio a otra tierra su alma
su sudor y su semilla,
que al oir hablar de Zambra
les corre por las mejillas
el corazón hecho lágrimas.
Y es que hay cuatro cosas en Zambra
que no las hay ni en París:
Nuestra Madre de la Gracia,
gente festera sin fin,
sus nacimientos de agua
y su forma de vivir.
Viva Zambra y sus toreros,
sus aires, su fino aceite,
su Madre buena del cielo,
sus mujeres y sus fuentes
y su junta de Festejos.
¡ Viva su gente Valiente!
José Puerto Cuenca
Octubre 1987
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