Después de las agonías de fin de curso y otras obligaciones, retomo este puerto de poesía, ya era hora, para dejar la reseña del I RECITAL SIERRA MORENA DE POESÍA al que me cupo la satisfacción de asistir en el precioso y emblemático pueblo de BAÑOS DE LA ENCINA (Jaén), junto con una extensa y valiosa nómina de compañeros y compañeras poetas del grupo POETAS DE SIERRA MORENA(picar para entrar el su blog), con los que me alegré de compartir ese encuentro tan especial y además la Antología que se ha editado con los poemas de los participantes. Agradezco de corazón a Nana Smith, Juani Muñoz y demás organizadores por su buen hacer y atenciones para con todos y a Nana otra vez y a Isabel G. Giménez por el trabajo y el cuidado que han puesto en la coordinación de esta antología de la que reproduzco la portada, contraportada y lista de poetas. A continuación de estas fotos enlazo los poemas que recité, pongo algunas fotos y una lista de vídeos grabados por mí y otros participantes..



El primer poema que recité ya figura en este blog, está dedicado a Antonio Machado, data de 2004 y lleva por título:
(picar para leer la entrada correspondiente).
Recientemente, este poema ha sido recogido por don Antonio Chicharro Chamorro, catedrático de literatura de la Facultad de Letras de Granada, en el blog BAEZA LITERARIA (picar para entrar), toda un joya en la red con un información copiosísima y valiosísima sobre Antonio Machado y su relación con Baeza. El vídeo de esta recitación a continuación:
El segundo poema lo escribí a propósito para el encuentro, pensando en esa imagen épica del castillo de Baños de la Encina, "un barco entre un mar de olivos". Dejo aquí el vídeo y a continuación el texto.
PARA
QUÉ SIRVE UN CASTILLO
(Abril 2013)
Si no es
de naipes,
si no es
de arena de playa,
si no es de
plástico hinchable,
si no es
de fuegos artificiales,
ya se
sabe lo que cuesta levantar un castillo…
Tanto
muro, tanta torre, tanta almena,
tantas
almas en vértigo andamiadas,
tanto
pulso de manos encallecidas
cincelando
las piedras angulares,
tanto
sudor, tanta lágrima hecha piedra,
tanta
sangre amasando la argamasa,
siempre
en el cerro más alto y escarpado.
Ya se
sabe que un castillo no dura para siempre,
que no
resiste el asedio de las huestes del tiempo
que no
hay muralla que no se desmorone
ni torre
que los años no derritan;
que los
siglos devoran sin pausa
los contrafuertes,
las barbacanas,
los
torreones, los matacanes,
las
banderas, los estandartes más gallardos…
Ya se
sabe que un castillo
no sirve
ni defiende para nada,
que nunca
es inexpugnable,
que se
rinde a las torres de asalto
de las
empresas que organizan
las cenas
y los mercados medievales,
que se
expone a los saqueos
de las
cámaras fotográficas japonesas,
a las
plagas de los turoperadores
o a los
arietes de los peoncitos espías
de los
mapas de Mister Google,
o a las
catapultas de los parques temáticos
que
secuestran los castillos verdaderos
y los
clonan en azúcar rosa y azulón…
Ya se
sabe… pero todos también sabemos
que no se
puede, sin echar mano a un castillo,
cantar
romances de bravos caballeros,
de reinos
perdidos y amores de frontera,
contar leyendas
de reyes, de magos, de camelos…
Ni escribir
cuentos de princesas de trenzas largas,
de
princesas blancas, cenizosas o dormilonas,
que no se
podrían cultivar sin castillos
las
flores pasteles de la fantasía
que tanto
nos han alimentado…
Pero tú y
yo sabemos sobre todo
que no se
puede resguardar el alma
ni curar
sus heridas de guerra,
ni volver
a ensamblar sus cristales rotos
sin
refugiarse, sin construirse
de vez en
cuando un castillo interior
con el
canon del Temple o del Carmelo;
sin
levantar una muralla siquiera sutil,
siquiera
de gelatina con fecha de caducidad;
sin
cercar un patio de armas
donde
velar las propias a la luz de la luna,
donde
alzar nuestra propia torre de homenaje
y
sentirnos seguros despegados del suelo,
dominando
el horizonte del campo de batalla;
donde un emperador celeste y luminoso
nos arme
caballeros, nos infunda valor
y nos
otorgue la sufrida, la alta misión
de
ensanchar la frontera de la nobleza pura
enfrentando
las mesnadas negras,
sean de
dragones, de gigantes o molinos.
Finalmente, de esto no hay vídeo, recité este poema de protesta-broma-indignación que titulé "POESÍA BAJO SOSPECHA"; los tiempos que corren nos hacen a todos indignados por uno u otro motivo y siempre es mejor reir que llorar... El motivo fue una anécdota que me ocurrió en una caja de ahorros al ir a hacerle a Nana Smith el ingreso por los ejemplares de la antología que le había encargado. Reproduzco en fotos el poema y el recibo del pago que me dio pie a escribirlo y como ya se explica en él, no lo hago aquí.
(Picar para ver en grande)
El recital estuvo acompañado por un fin de fiesta con flamenco del bueno y música tradicional con la Rondalla "Los Almendros", por buena gastronomía serrana y una visita turística que realizamos al pueblo los rezagados al día siguiente, a la que corresponden estas dos fotos de familia, una con el castillo al fondo y otra dentro del mismo, con Mª Luisa, José Mª Lopera e hija, Juani Muñoz y Pedro Javier Cortés Zafra y señora, a quienes me he alegrado entrañablemente de conocer. En una próxima entrada publicaré una lista de reproducción de vídeos realizados por mí y por otros participantes.
El recital lo mereció y creo que nos dejó a todos un recuerdo imborrable de la gente con la que compartimos poesía y música y de este pueblo precioso de Sierra Morena, a medio camino de Castilla y Andalucía.