CARTA
A MIGUEL
Mira,
Miguel, si vieras a Federico un día
en
un sarao celeste de poetas malmuertos,
dormidos
en raíces de sangre emponzoñada
y
en las rancias heridas del odio que no cesa,
dile
que si volviera a la vida que no nazca
hijo
de ningún latifundista y que se alumbre
en
las carnes de un cándido príncipe de estiércol,
ya
sea niño yuntero, ya cabrerillo bruno
que
gane lo que coma y que gaste lo que sude...
Que
cambie el lino y seda de aquel traje de dandi
por
la pana rugosa, sufrida y jornalera,
dile
que como tú lo hiciste que aprenda oyendo
borbotear
las albas corrientes de la leche
camino
de las ubres nodrizas de las cabras,
a
notar las corrientes terrenas y telúricas
bajo
los pies descalzos llenos de polvo y roña
y a
ver crecer la yerba calmando sus dolores
y
madurar los frutos sobre de su agonía
sublimando
la lóbrega condición del barro...
Que
se haga hombre o mujer amasado en la nobleza
y
curta su lenguaje durmiendo a la intemperie,
si
no es la de Orihuela, que sea la de Olivares
o
de Olula o de Órgiva o de Ojén o de Olvera,
pero
acunado en sueños vibrantes de orbes blancos...
Que
si mamar quisiera de la poesía inefable
que
la mame en la savia, el sudor y la leche
que
manan gota a gota de unos músculos tensos
y
de la fibra erecta que busca el sol naciente
de
un reino de justicia en la claridad erigido...
Que
se prende del pecho de una costurerilla
que
las manos las tenga sembradas de palomas
y
le borde los poemas pero no las banderas,
ni
la del rojo incendio ni la del azul cruento,
ni
de dos ni de tres ni de siete colores...
Que
solo borde en lienzos hechos de algodón blanco,
versos
de paz y estrellas que coronen las frentes
de
las madres que en senos de luz nos amamantan,
de
madres manantiales y de madres mujeres,
de
madres patrias chicas y de madres planetas,
de
la Madre Mayúscula que anuda Tierra y Cielo
y
no conoce lindes de pueblos ni de idiomas...
Y
dile que se encarne en algún vientre dorado
que
le injerte promesas de amor y de esperanza
y
que nazca poeta de redención y altura,
rescatador
del verbo y exégeta del génesis...
Y
tú que ya lo fuiste, si quieres te renaces
y
si no lo quisieras sigue ejerciendo de ángel
auxiliador
de pobres poetas balbucientes
que nunca alcanzaremos la gloria en un poema.
(José Puerto Cuenca
Medjugorje,
Bosnia-Herzegovina
Agosto
2017)