Ayer viernes, 5 de abril, la lluvia me hizo un claro para leer y presentar en la Casa Museo del pintor Adolfo Lozano Sidro de Priego de Córdoba un librito con una recopilación de poemas editado por la Delegación de Cultura del Ayuntamiento Prieguense y que con el título de «AGUA POR LA FONTANELA» recoge poemas, en su mayoría con el hilo conductor del agua, tan presente en Priego y otros en los que aludo a este bello pueblo del Sur de Córdoba que siempre me ha deslumbrado.
El acto contó con la presentación de Maricruz Garrido Linares, Coordinadora del Aula Literaria de Priego; y de Miguel Forcada Serrano, Concejal de Cultura, amigos los dos entrañables. Me acompañaron en la lectura los poetas Mª Antonia Gutiérrez Huete y Manuel Guerrero Cabrera; y la nota muscal la pusieron mi hija Carmen Gracia a la flauta y su compañera de conservatorio Mª Carmen Exojo a la guitarra. Además conté con la presencia y "arrope" de numerosos familiares y amigos.
Comparto aquí el poema que abre el libro, escrito expresamente para la ocasión, en quintetos dodecasílabos; y que es un testimonio de mi admiración por este Priego del Agua, para mí ciudad eterna como Roma por la cantidad de fuentes que luce y atesora. Añado algunas fotos y debajo del poema un vídeo con un resumen de las lecturas.
BAUTIZO EN PRIEGO
A Mª Cruz Garrido,
que con sonrisa de agua fresca
me franquea el umbral poético de Priego
Cada vez que vengo a Priego me bautizo,
la primera fue en la fuente la Milana
mis quince años en un cuerpo de carrizo
se me vertieron en el acequia pagana
injertados en la yema de un hechizo.
La segunda vez fue un bautizo bendito
en el caño de la fuente del Adarve,
en el agua iba la voz de Joselito
cándida de ruiseñores y de alardes
de luz ciega acariciando el infinito.
La tercera vez ya fue una inundación:
en la Aurora de chorros de cuerda y canto,
de leones nazaríes en la Asunción,
en San Marcos de un abril rey de los charcos;
y en Zagrilla fue de pompas de jabón.
Pero en Priego, la señora de las fuentes
mana ciento treinta y nueve llantos vírgenes
en un mar escalonado y transparente
de Salud que atemperan Venus y Anfítrite
y gobierna Neptuno con su tridente.
No sé si es monárquica o republicana,
si es de un rey Alfonso o es de don Niceto
si es el agua del Cabezo o si es profana,
sólo sé que al mirarla me quedo quieto
en el destello sonoro que desgrana.
Sé que cuando vengo a Priego vengo a Roma,
soy romero en río escondido y me derramo
en el agua que a beber la luz se asoma;
fundo mi alma en el caudal samaritano
de alma eterna que me tomo y que me toma.
La corriente me levanta y quita el peso,
me sublima, me hace nube algodonosa,
me hace urdimbre de acuarelas en un lienzo
verde oliva en lanzadera a la Tiñosa
y me lleva del Morrión a mis comienzos.
Allí el agua me concibe y desemboca
en las gargantas carnales del membrillo,
me alumbra en rosas y en yeserías barrocas,
me engalana, me unge de aceite y de brillo
y en la pila del bautismo me coloca.
Y me voy limpio y llevando un nombre nuevo:
soy domingo en mayo y hornazo bendito,
pincel de Lozano y cincel de Cubero,
turrolate, tafetán y travertino,
telar de agua con geranios, cal, sol… ¡Priego!